martes, 29 de mayo de 2012

mi corazón y mi mente no pueden dejar de recordar ese día, el día en que te dije que te amaba. El día en el que estábamos tumbados en el sofá, abrazados. Mirando como el fuego lograba atrapar a la madera. Solo se podía oír el sonido del fuego y el sonido de nuestros besos. Eras tan especial, no te podía abandonar. Eras mi alma y mi vida juntas. Eras la razón de mi existencia. De mi ser. Todo se fue a la borda. Ya no estas aquí a mi lado, ya no estas aquí junto a mi. Ya no estas en este mundo.
Dicen que la vida continua, pero ¿qué pasa cuando te quitan la razón de vivir? Te fuiste, y para lamento mio, nunca volverás. Sé, que lo daríamos todo por volver a sentir nuestros cálidos labios. Sé, que al igual que yo, tu también me hechas de menos.
Pero no todo está acabado. Estoy en el mundo, en cuerpo pero no en alma. Te la llevaste, así como también mi corazón. Adoro que lo hubieras hecho, me di cuenta de que mi amor era reciproco. No me arrepiento de nuestras locuras juntos. Juró, que nunca serás remplazado.
Ahora estoy sola, recordando momentos inolvidables. Recordando tus ojos verdes. Puedo oler tu dulce fragancia en el sofá, sigues aquí a mi lado. Una suave brisa recorre mi cuerpo, eres tu. De nuevo, estamos viendo como el fuego se apodera de la madera.

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